Para muchos, el mejor álbum de los 90. Para el resto, un referente, el paradigma del britpop, el principio del fin de la rivalidad con Blur. Hoy hablamos de (What’s the Story) Morning Glory? la gran joya de Oasis (superando por poco su Definitely Maybe, 1994).
Un ejercicio vital para los hermanos Gallagher. Cuando las cosas todavía marchaban “bien” entre Líam y Noel, los de Manchester se sacaron de la manga este clásico de los 90. Doce cortes, dos breves notas instrumentales sin bautizar, y medio disco que no debe faltar en ninguno de sus recopilatorios de grandes éxitos. Riffs melódicos, letras memorables y estribillos poderosos se dan cita en la introductoria “Hello”, “Roll With It”, “Some Might Say”, la homónima “Morning Glory” o la comunmente olvidada “Cast No Shadow”. Y en el epicentro, referencias constantes a sus queridos Beatles en cada apartado psicodélico, en más de una linea para la posteridad: “Tomorrow never knows what it doesn’t know too soon”.
Sin embargo, donde para muchos más destaca el disco (y no somos una excepción), es en sus baladas. Si tuvieran que preguntarnos por cinco o seis canciones de Oasis, ¿cuántos no destacaríamos algunas de las canciones más soft de este disco? Ahí están la idolatrada “Wonderwall”, la bellísima “Don’t Look Back in Anger” o la excepcional “Champagne Supernova”, por no mencionar la siempre olvidada “She’s Electric”. Mucho se podría escribir sobre estos cuatro temas, sobre si “Wonderwall” es su mejor canción o sobre lo curioso que resulta que una banda de britpop-rock acabe siendo por muchos más recordada por sus baladas que por sus himnos rock. Todos esos ríos de tinta sólo enturbiarían la genialidad de este álbum, por lo que está de más aquí.
Tras (What’s the Story) Morning Glory?, los Gallagher siguieron componiendo, entre arrebato y arrebato, canciones continuistas, que muchos tildaron de monótonas. Similares o no, lo único realmente cierto es que, en cuanto a calidad, nunca lograron superarse.